VEINTIUNO

El veintiuno (quelque foix, une foix et vingte-et-un) debería haber sido un número especial. Pero no, no lo va a ser... simplemente estoy aburrido. Aburrido de todo, de todos, de esto, de aquello. Me invade una desgana extraña y mágica. Todo me pesa, en fin, un día más. Y la suma del peso de los días se va haciendo inagotable. Hace tiempo que no pasa nada especial en mi vida, y e agoto, como la batería de un móvil o la del pc portátil... Será falta de vitaminas o, simplemente, el tedio se ha adueñado de mi vida.

Y es que estoy harto. harto de predicar sin ser escuchado ni por mi mismo. Parece que nada interesa, que nada vale la pena un minuto de la vida de nadie. Las ideas fluyen y pienso que no voy a molestarme en hablar, en transmitir... nada interesa a nadie. Tan sólo la pequeña burbuja en que nos escondemos, refugiándonos en lo vanal, lo superficial.

He aprendido que interesa más el carnet de conducir de una chica joven que el lamento desgarrador de un poema hermoso, o de un relato intenso... así se consigue cerrar muchos corazones, que poco a poco van apagando su luz. Se premia el no tener nada que decir, nada que exponer a valoración, pues no hay bastante inteligencia para valorar nada.

Claro que es solo mi opinión... y seguro que estaré equivocado. Sólo es la opinión de un loco. Un aburrido loco cascarrabias.

Infiltrado