lunes, 9 de junio de 2008

SIETE

Y ocho días en cama a punto de morir. Hoy ya puedo sentarme y escribir. Por supuesto con la espalda en la pared y mirando a la puerta... Mariela (si... la esquizofrénica) cumplió su amenaza. El martes pasado, en el jardín, mientras el paseo, sacó su cuchillo y me asestó dos puñaladas en el costado derecho. Menos mal que eché a correr. Me perseguía cuchillo en mano por todo el jardín y gritando frases incoherentes (entre los que pude distinguir dos "te quiero" y siete "amigo"). Es la pura representación de que hay cariños que matan. Si no es por mis dos ángeles de la guarda (Gustavo y David) estaría criando malvas (quiero a esos chicos, los quiero con vehemencia de loco).

Y hay que ver lo que se puede correr estando herido y desangrándose. Parecía un pollo sin cabeza... corría, corría sin sentido, sin rumbo... sólo intentaba escapar del dolor que ya sentía, de la muerte que se avecinaba... de Mariela. Y ella empecinada en perseguirme, en apuñalarme una vez más... en acabar con mis sufrimientos con la muerte... en liberarme.

Ayer pidió visitarme y el doctor Severiano lo autorizó como terapia para ella (¿he dicho ya que el doctor Severiano está loco?). Me dijo que no me lo tomara como un ataque personal, que era su forma de ser, su forma de demostrarme su cariño sacándome del hospital para siempre, de liberarme de todo este mundo. Eso me pasa por quejarme del centro y de su personal. No volveré a hacerlo.

No estoy tan loco...

INFILTRADO

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es fácil hacer comentarios a tu blog, por tantas y tan diferentes razones...
Pero estoy segura que mucha gente te lee. A mi me encanta como escribes,y me haces pensar que en este mundo, muchos que parecen locos no lo están y otros que no lo parecen lo son.
Old Tree