sábado, 19 de septiembre de 2009

VEINTISIETE


Y allí estaba caminando por la acera con esa cadencia especial que fascina y marea... ¡Cómo camban las cosas con los años! Ahora lo que veo es que anda como un pato mareado. Que va greñosa con el pelo recogido en ua especie de coleta alta, y que la piel de su cara, su color y su textura, se asemeja más a la panza de una lagartija cuando le da el sol que a otra cosa... Y es que me hizo daño, mucho daño... Ya no hay amor, ya no hay deseo, ni tiemblo al verla. Tampoco hay rencor, ni resentimiento, ni rechazo... Ni siquiera locura. Sólo hay... sólo hay NADA.

2 comentarios:

Mar y ella dijo...

Infil....cuando se ha ninguneado cruelmente nuestro sentir,la nada se apodera de nuestra alma...y puede hacer sus mejores morisquetas y hasta la indifeeencia es ...Nada... lo bueno de que cuando queda nada,es que queda mucho espacio para darle la bienvenida a la que esta por venir..
Mariella

María José Moreno dijo...

Me alegro de haberte encontrado. Tu blog me parece muy original y mira que yo soy uno de los medicos del psiquiátrico ...jeje
Un abrazo