DIEZ

Hoy el psiquiátrico se ha levantado en "Estado de Excepción". Los de Seguridad no han vuelto a formar a todos los internos desnudos frente a nuestras camas (a las seis y cuarto de la mañana...). Buscan algo sin decir que es. registran armarios, camas, ropa... Todos corren de arriba a abajo como alma que lleva el diablo. hasta los enfermeros gritan y gritan sin que sepamos que pasa. ¿Se habrán fugado por fin Nino con Merceditas? No creo... no buscarían en los armarios ni en las camas. Buscarían en la lavandería que es dónde mantienen sus furtivos encuentros sexuales (tan furtivos como que siempre hay cinco o seis locos mirando sin que ellos se den cuenta. Y es que hay locos muy mirones...). Sólo se que ha desaparecido algo, lo que me ha costado la requisa de dos botellas de Four Roses medicinales que tenía escondidas en mi armario.

Hay amenazas y gritos. Gustavo y David (mis dos ángeles de la guarda) mostraban su cara más desagradable. Que si nos iban a poner a todos "corrientes", que si duchas frías, que si castigos corporales, y lo peor (¡Pánico me entró, oye!) amenazaban con cortar internet y dejarnos incomunicados con el exterior (a ver como me entero yo de a quien le gana Nadal la medalla de oro). En fin, un caos.

Cristina (mi auxiliar, ¿la recodáis?) me ha dicho el gran secreto: alguien ha robado al doctor Severiano su dentadura postiza y anda loco buscándola. Decirme eso y entrarme un ataque de risa floja incontenible. Todos me miraban inquisitoriamente y yo no podía parar de reír. Todo aquel follón por que, presuntamente, un loco había robado una dentadura postiza. Imaginé la cara de todo el mundo al ver al loco que fuera con la dentadura en la mano haciendo como que le mordía en el culo a todos y ya no he podido parar de reír.

La risa me ha costado unas cuantas descargas, una ducha fría y un tranquilizante. Los moratones me han dicho que diga que me los he hecho yo solo mientras me reía... que insana es la risa, parece ser.

Y por si fuera poco, al final ha aparecido la dentadura en la propia casa del doctor Severiano.

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Y dicen que nosotros somos los locos.

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INFILTRADO